Porque ir a un museo no siempre tiene que ser algo serio

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Cuando te proponen un plan de «visita a un museo» lo primero que te viene a la cabeza es el silencio y la seriedad… nada más lejos de lo que hemos hecho hoy.

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Port Aventura para los más peques.

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Ya es el segundo año que llevamos al peque y, con diferencia, puedo decir que mucho mejor con casi 3 años porque por altura sólo puede subirse a poquitas cosas y son estrictos…eso si: el hecho de que entren gratis implica no perder nada siempre que queden amortizadas las entradas de los adultos.

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Salida en familia visitando Sant Miquel del Fai. By Cris Lo.

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A veces resulta un poco difícil encontrar sitios a los que poder ir con toda la tropa: grandes y pequeños y que todos queden contentos. Y si encima, a esto le sumamos que con este tiempo tan “calentito”, te quedarías todo el día metida en una bañera con agua fría, ya ni os cuento, ji, ji.

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Inside Out, no dejéis de verla

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Ayer llevamos, por primera vez, al peque al cine y la película elegida fué INSIDE OUT.

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Parquear: el verbo que mejor conjugamos los papás

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Vivimos con una rutina diaria tan ajetreada que cuando llegan los fines de semana queremos airearnos y tiramos de coche para alejarnos de la city y buscar un lugar donde oxigenarnos, pues bien, en mi caso, he tenido que ser madre para descubrir que en mi propia ciudad hay oasis de naturaleza maravillosos. Ya os lo comenté en el pasado post Del gris de la city al verde de la naturaleza a tiro de piedra , y seguramente os seguiré contando más experiencias, porque le estoy cogiendo gusto.

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Decobaby. El rincón de Berta. By e.b&co.

wpid-img-20150708-wa0011.jpgLo tenía muy claro: ¡no quería una habitación infantil al uso!. Aún sabiendo que iba a ser niña el rosa en todas sus versiones no era una opción, ni el blanco, ni los tonos pastel.

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Fundays at Tibidabo

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Y una se levanta una mañana tranquila de domingo y oye a sus niños gritar al unísono: Ti-BI-DA-BO, Ti-BI-DA-BO, Ti-Bi-DA-BO. Así como ni no hubiera mañana, a muerte, decibelios a tope y saltos por todo el comedor. Esa fue la estampa que me encontré yo un domingo cualquiera de junio.

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