En esta vida no hay nada más bonito que ser mamá, pero eso no lo sabes hasta que lo eres.

Yo estuve a punto de no serlo y probablemente habría sido feliz viviendo otro tipo de vida, pero por suerte, perdidas todas las esperanzas, el predictor dijo si.

Tras algunos meses de ardores y mareos, pero de muchísimos momentos buenos, llegó el día en que por fin pude tener a mi hijo entre mis brazos. En ese momento te viene el síndrome «Belén Esteban» (desde el cariño) y sabes que vas a proteger a ese ser aunque te vaya la vida en ello, sientes un amor aún más fuerte que el que experimentaste cuando tu bebé era sólo una semillita que crecía dentro de ti y te prometes a ti misma que le protegerás hasta del vuelo de un mosquito que le ronde. Sabes que crecerá y te acabará dejando por otra o por otro, pero no importa, siempre estarás a su lado, porque el amor de una madre no tiene caducidad y es incondicional.
SAMUEL, Te quiero de aquí a la luna y vuelta.

Aquí os dejo unas fotos de hace un par de domingos, vigilando a Samuel mientras me enseñaba sus destrezas con el monopatín. Al día siguiente me diagnosticaron una tendinitis de caballo y hoy, excepcionalmente, no podía dejar de hacer este post, aunque sea a un dedo y tardando lo indecible.

Feliz dia de la madre a todas!

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