Cuando tienes un peque, el poderte escapar al cine es más complicado, así que cuando llega la oportunidad vas con más ilusión.

Tenía tantas ganas de ver la nueva de Amenábar… y salí del cine con deseos de hacer una «Regresión» y haber hecho caso a mi marido yendo a ver «El desconocido».

A mi que me encantan las de miedo, tenía muchas expectativas…y salí del cine igual que entré. La peli flojilla, me pasé la hora y pico esperando el típico momento, que a mi me encanta, de dar el salto en la butaca, de que se te encoja el estómago… y acabó la peli y pensé: ya está? Sabéis cuando salís del cine con ganas de comentar una peli y que se alarga el análisis durante la cena? Pues justo es lo que NO pasó. Lo primero que hice al salir, fue pedir «disculpas» a mi marido por haberle convencido de no ir a ver la nueva de Luís Tosar.

Con esto no os quiero explicar mucho más, sólo deciros que la trama está bien pero faltan golpes de efecto que suban la adrenalina y respecto a los actores… normalitos, Ethan Hawke mucho mejor que Emma Watson, a la que vi sosilla. La ambientación muy de peli americana de policias y la historia gira alrededor de las sectas satánicas…lo tiene todo para enganchar…pero no te atrapa.

De todas formas quizás yo sea muy exigente o fuera al cine esperando más del director, si vais a verla o lo habéis hecho me encantaría saber vuestra crítica. Esta es la mía desde mi humilde visión personal.

Como os contaba, salimos del cine bastante decepcionados y sin rumbo fijo para ir a cenar. Íbamos paseando por mi querida Barcelona, que está preciosa de noche, buscando algún sitio que nos quitara el mal sabor de boca…y vaya si lo hizo!

Taberna MilaGrito’s: joven, con apenas un año de vida, nos llamó la atención que estaba llenito de gente, su decoración moderna con un toque rústico y la Carta que te daba la bienvenida en la puerta, nos acabó de convencer a entrar.

Si os gusta la comida típica, pero elaborada de una forma innovadora os lo recomiendo, además estaba todo muy rico. Aunque se puede ir de plato, nosotros optamos por las tapas, deliciosas, sorprendentes. Por ejemplo, las bravas de toda la vida, las reinventan totalmente y son una explosión de sabores para el paladar, el resto lo mismo. Eso si, no esperéis platos enormes, ya sabéis como son este tipo de restaurantes, pero nosotros comimos bien, además acompañados de unos buenos vinos servidos en su justa temperatura. La espuma de crema catalana con fresas estofadas fue ya el remate a una cena deliciosa.

No quiero dejar de destacar el buen servicio y lo bien atendidos que estuvimos por la encantadora jefa de sala.

La Cena compensó el Cine, con creces.