Porque ir a un museo no siempre tiene que ser algo serio

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Cuando te proponen un plan de «visita a un museo» lo primero que te viene a la cabeza es el silencio y la seriedad… nada más lejos de lo que hemos hecho hoy.

Tras varias recomendaciones de amigas nos decidimos a visitar el Museo de las Ilusiones en Barcelona. No sé si en vuestras localidades habrá algo parecido, si es así no dejéis de ir, porque un rato de risas no os lo quita nadie… bueno y un poco de estrés también, porque intentas hacerte una foto y la gente te pasa por en medio…es la pega que tiene; el espacio es pequeño y los murales están muy cerca los unos de los otros. Supongo que depende del día y hora que vayas tendrás que armarte más de paciencia, nosotros fuimos un sábado por la mañana así que…era lógico que hubiera gente, aunque por suerte menos de la que podría haber habido.

Los niños pequeños se lo pasan muy bien (aunque hay que mantenerlos controlados para que no se cuelen de «mocito feliz» en la foto de otro) y los mayores pasamos un buen rato posando, ya me veis en las fotos, como una cría haciendo el tonto. Cada mural tiene unas indicaciones que te señalan cómo tienes que posar y desde que distancia para que la ilusión óptica parezca más real.

El resultado es super divertido, no hay más que ver las fotos. Aquí os dejo unas cuántas para que os riáis un poco y si os animáis ya sabéis. Podéis encontrar en internet descuentos y los niños hasta 5 años no pagan.

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6 comentarios en “Porque ir a un museo no siempre tiene que ser algo serio

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