Y vuelvo a mis vestidos….Si es que están ahi, siempre, mirándome, llamándome, poniéndome caritas…Y a mí me ponen una carita y ya me han ganado..soy más blanda que una nube de chuche, y sí, me toman el pelo como quieren. Si es que cómo me voy a resistir yo a una carita de pena!

Los vestidos lo saben y lo utilizan contra mí. Este se pasó toda la temporada de invierno mirándome. Entraba en Stradivarius y ya notaba su presencia, sus ojos en el cogote. Me giraba, iba a hacia él, lo cogía, pensaba en nuestra amiga Ambra alzando la percha, «qué bien le sentaría este vestido a la bella ragazza»…y lo devolvía a su sitio con un suspiro..Maybe some other day..

Me olvidé completamente de él, hasta que al final de temporada, en los últimos días de rebajas, dando vueltas para buscar un abrigo de peluchito para otra amiga, allí estaba él, escondido entre tanta prenda, sobresalía por debajo su cenefa boho primaveral. Se me tiró encima, literalmente. Y no le pude decir que no. Contra todo pronóstico, sólo quedaba uno, y no era mi talla, pero aún así me lo probé. Y el resultado es éste.

No se me ocurrió mejor estreno para el vestido que sacarlo a pasear junto al mar, para que la brisa marina le diera oportunidad de mostrar su vuelo, y poder ver el contraste entre el marino de su azul y el azul del mar. Por ese paseo marítimo del que os habló Gemma en su post Mirando al Mar, ese pedacito de ciudad que tanto nos da, a cambio de tan poco.

Qué os parece?¿Os gustan este tipo de vestidos románticos?

A mi me apasionan!!!

  

    

            

Vestido: Stradivarius (sales)
Americana de piel: Zara (very very old)
Botines: Zara TRF (sales)
Cinturón: Mango outlet
Pulseras: Mango outlet
Colgante libélula: Regalo de una amiga. Gracias Carol P.! 🙂
Bolso: Tienda de Barrio